IMAGEN DEL SEÑOR DE LOCUMBA Y EL TEMPLO DEL SANTUARIO

LA IMAGEN

Según el último informe tecnico realizado con el fin de restaurar la imagen se actualizaron los siguientes datos:

La imagen del Señor de Locumba data aproximadamente del siglo XVII, fue tallada en madera de naranjo, con 1.26m de alto, 1.21m de ancho y uan profundidad de 22cm.

La imagen fue tallada en madera en bloque, cubierta con sulfato de calcio y tela encolada a manera de refuerzo, sobre al que se aplica varias capas de bases de preparacion; sulfato de calcio y cola animal, para borrar las imperfecciones de la superficie de la tela, la superficie pictórica, está realizado con pigmento al óleo para las carnaciones en general.

La imagen presenta la cabeza reclinada hacia abajo, mirando hacia el suelo, denudo y con paño pudor, blanco.

EL TEMPLO


El templo que actualmente alberga la milagrosa imagen del Señor de Locumba se encuentra ubicada en la plaza principal del pueblo, desde aproximadamente el siglo XVII, cuenta con una nave principal con dos puertas de ingreso una central y una lateral, una torre. El presbiterio el retablo y el altar mayor elaborados en fino marmol que presenta un acabado delicado que le da una belleza especial al ambiente que rodea la cruz principal ( de aproximadamente 5 x 3 m y un espesor de cas 80 cm) construida en base a cemento y revestida en placas de marmol, es esta edificacion la que sireve de base y soporte a la imagen del señor de locumba; la cual esta sostenida por una cruz de madera enchapada en plata

HISTORIA DEL SEÑOR DE LOCUMBA

Según cuenta la leyenda sobre la aparición de la imagen del Cristo Crucificado de Locumba, sucedio en el siglo XVIII en el cual un 14 de Septiembre un mulo blanco llega al valle de Locumba, dicho animal llevaba sobre su lomo dos cajas – una grande y otra pequeña – que contenía dos imágenes de Cristo crucificado en las cuales se indicaba que la caja grande era para Sama y la pequeña para Locumba.Los moradores buscaron al arriero y al dueño del mulo pero no los encontraron, el mulo había llegado con paso ágil parándose bajo las sombras de una palmera y se acercaron a el. Los moradores vieron las cajas, las abrieron, y al darse cuenta que era más grande que la otra decidieron quedarse con esta.
Cargaron al mulo con la pequeña caja e intentaron arriarlo tratando de llevar esa caja a Sama, pero el mulo caía en tierra como agobiado por el peso y por más intento que se hizo no consiguieron mover al mulo. Finalmente el pueblo se decidió quedarse con la caja pequeña que contenía el Cristo crucificado y enviar al grande a Sama. Se cambió de cajas al mulo y este comenzó nuevamente a paso ágil su camino hacia Sama hasta que ya no se le vio.

Fue así como el Cristo pequeño quiso quedarse en Locumba, para ser venerado en el Santuario donde el Señor quiere derramar sus gracias, y el Cristo grande se quedó en Sama ¿Por qué? – nos preguntamos – Así lo quiso el Señor, para que se haga su voluntad de quedarse en Locumba y bendecir a toda persona que con fe sincera se acerca a Él a pedirle algo.
Posteriormente, en el pequeño pueblo que de ahí existe, el Señor comenzó a derramar su Gracia y así el pueblo lo consagró a Cristo crucificado como patrón, el 13 de mayo de 1784.

El templo donde esta el Señor se destruyó totalmente por las lluvias, pero a la imagen del Señor no le pasó nada.

El primer Obispo de Tacna Mons. Carlos Masías, forma un comité para la construcción de un nuevo templo y luego Mons. Alfonso Zaplana, el segundo Obispo de la Diócesis construye el templo que hoy cobija al Señor de Locumba y que acoge a tantos peregrinos que van en búsqueda de la Gracias del Señor.

Esto hace que todos los años y especialmente en el mes de Septiembre (para el día 14) la aglomeración de peregrinos se haya convertido en una tradición religiosa que comprende: la práctica del sacramento de la reconciliación, la celebración de la Eucaristía, el participar de la procesión, el llevar agua bendita y alguna imagen del Señor de Locumba, el pedir una bendición para la familia.

El mismo ambiente del pueblo de Locumba favorece la oración e invita a un encuentro personal con el Señor de la vida. Es una fiesta sin licor, sin bailes mundanos. Un grupo de sacerdotes gastan su tiempo atendiendo pastoralmente a los peregrinos: administran el sacramento del perdón, bendicen a las personas, celebran la Santa Misa... En Locumba todas las personas tienen la oportunidad de expresar su fe, allí nadie es marginado. Mientras tanto las compañías de danzarines religiosos ofrecen a Dios su danza como oración.
Por Wilder Obregón Pbro. (Párroco-Santuario de Locumba)
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